Richard Branson

Una vida de aprender haciendo

Por: Richard Branson | Publicado: Lunes 25 de agosto de 2014 a las 05:00 hrs.
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P: Soy arquitecto y un joven emprendedor. Es bastante obvio que la mayoría de los grandes emprendedores del mundo tuvieron problemas con su educación inicial. ¿Por qué es así?
— Akosu Paul
R: Esta es una muy buena pregunta, y a menudo me la hacen estudiantes de todo el mundo cuando sopesan continuar sus estudios contra iniciar sus propias empresas y lanzarse al mundo de los negocios. Además, muchos también quieren saber cómo pude iniciar mi propia carrera mientas era un joven estudiante que pasaba apuros con la tarea escolar, y cómo eventualmente logré que la gente me tomara en serio como emprendedor.

Viendo en retrospectiva, creo que las cualidades que dan origen a un gran emprendedor –como la energía sin límites, una naturaleza curiosa y, en ocasiones, un carácter obstinado– no son a menudo atributos demostrados por los estudiantes destacados en la sala de clases. Así que no debería sorprender tanto que muchos de los grandes emprendedores y líderes de negocios del mundo tuvieran dificultades con la educación formal.

A menudo, su frustración en el salón de clases fue resultado de la impaciencia: los grandes estaban ansiosos de salir y crear sus empresas, lo cual los impulsó a desertar del bachillerato o no ingresar a la universidad para seguir sus sueños. Por ejemplo, Walt Disney desertó de la escuela a los 16 años de edad para fundar su compañía de animación, mientras que los grandes magnates estadounidenses de finales del siglo XIX –Andrew Carnegie, Cornelius Vanderbilt y Thomas Edison– tuvieron poca o ninguna educación formal antes de disponerse a buscar sus fortunas. Algunos emprendedores, incluidos Carnegie y Henry Ford, el industrial del siglo XX, provenían de ambientes pobres y no tuvieron el apoyo en casa para comenzar –ya no digamos completar– su educación formal. Más bien, establecieron empresas para alcanzar a saldar las cuentas y eventualmente florecieron.

Más recientemente, los emprendedores minoristas Philip Green y John Caudwell hicieron sus fortunas en el Reino Unido después de dejar el bachillerato y crear empresas a temprana edad. Y, en la industria de la tecnología, Steve Jobs de Apple, Michael Dell, el fundador de Dell Inc., y Larry Ellison de Oracle abandonaron la universidad para crear sus compañías, y todos cosecharon las recompensas de empezar pronto.

Una cosa que los emprendedores tienen en común es el talento para ver las cosas de manera diferente. Esto les permite identificar brechas importantes en los mercados o la necesidad de nuevos sectores para servir a demandas específicas de los clientes. Pero esta capacidad a menudo lleva a los emprendedores en ciernes a rebelarse contra la conformidad que es común en la educación tradicional.

Yo no fui la excepción, y he escrito en columnas anteriores que no era muy bueno en la escuela. Constantemente ponía a prueba a las reglas y la autoridad, y me gustaba refutar la manera en que las cosas “siempre” se hacían. Mi curiosidad a menudo me metió en problemas con los maestros.

Pero no fue solo que mi actitud fuera diferente; tenía dislexia. Cuando era un joven estudiante, esta discapacidad del aprendizaje no estaba muy investigada y a menudo se confundía con flojera o poca capacidad para aprender. En la escuela, se pensaba que yo era lento, y ciertamente pasaba apuros para estar al corriente. Inicialmente canalicé mi energía juvenil en los deportes, luego, después de una lesión, emprendí mis primeras aventuras de negocios, las cuales no despegaron.

Pero mi discapacidad de aprendizaje nunca ha sido un revés; realmente me dio una gran ventaja en los negocios, ya que he podido aportar una perspectiva diferente a los problemas y desafíos, lo cual frecuentemente me permite ver las soluciones más claramente. Por ejemplo, siempre he odiado la jerga, y me confunden los borradores de planes largos y con mucho texto. Así que, en los primeros días de Virgin, yo hacia preguntas sencillas que los otros no hacían. A lo largo de los años, hacer las preguntas sencillas y esforzarnos por responderlas se ha vuelto una de las características más importantes de Virgin.

Cuando era un joven estudiante, mi inquietud y curiosidad me llevaron a establecer la revista Student cuando tenía solo 15 años de edad. Dirigir la revista realmente sirvió como una educación emprendedora; aprendí a formar efectivamente un equipo, vender publicidad, crear contenido y comercializar un producto. Yo era mi propio jefe y nunca necesité pedir permiso para intentar cosas nuevas, y si hacía las cosas mal, no tenía que temer a la ira de un superior. Después de todo, la disposición para intentar cosas nuevas y fracasar es importante para convertirse en emprendedor,pese a que cometer errores vaya en contra de las expectativas de la escuela tradicional.

Así que, en muchas formas, mi educación ha sido mi carrera. Durante casi 50 años, la variada colección de empresas y organizaciones sin fines de lucro de Virgin significa que he estudiado y llegado a comprender muchos sectores. Al final, las soluciones a los grandes problemas no provendrá de realizar reportes escolares, sino de salir, hacer preguntas, ver las cosas de manera diferente y encontrar las respuestas nosotros mismos.

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